Mi viaje a Nepal
La foto que acompaña este post es del señor del que os hablo aquí abajo.
Hace ahora seis años que volvíamos de Kathmandu. Viajamos a Nepal para hacer un trecking hasta el campo base del Everest.
Es un viaje que repetiría ya mismo, a pesar de las dificultades y de los momentos chungos que no voy a entrar a detallar. De aquellos días guardo un recuerdo muy especial, en concreto de un pequeño pueblo a unos 4000 metros de altura, en el que pasamos dos noches para aclimatarnos; el pueblito es Tengboche. Estuvimos en un lodge, donde compartimos momentos de té y comida con tres ancianos de allí, que sin tener mucho mas que la ropa puesta y los recursos suficientes para conseguir comida, transmitían tal alegría y tenían esa mirada tan limpia, que me hacían sentir afortunada simplemente al mirarme. Tengo un momento guardado en la mente, la de aquel hombre que cantaba mirando a los Himalaya, desde la azotea de su casa, plantando flores en garrafas de plástico, que había llenado de tierra el día anterior.
También recordaré siempre, cuando a 300 metros de llegar al final del camino mi cuerpo me dijo “hasta aquí”. Y hasta ahí fue. No llegué al final, pero disfruté cada kilómetro, lugar y persona que me encontré, viví experiencias y sensaciones nuevas para mí y difíciles de explicar, convirtiéndose el no haber llegado hasta el final, en lo de menos.
Y bueno, ¡no os digo la moraleja que seguro que ya la sabéis! Si queréis detalles… ¡Os cuento!
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