Fin del confinamiento

Mis amigos más cercanos ya lo sabéis, pero ahora es algo que quiero compartir aquí. Tras acabar el confinamiento, el hecho de volver a “lo de antes” se me hizo un poco cuesta arriba, y entre todo ello volver al estudio, sí, volver era un “sí pero no”, no sé, algo un poco raro y nuevo para mi. Y yo pensaba, “jo*er Arantxa, con lo guay que es, la luz que tiene, lo que te gusta el espacio, la cantidad de familias que vienen, lo agradecida que estás por ello, el lugar en el que está…” Pero en el fondo mmmm, tenía una sensación extraña que no sabría explicaros, y sinceramente, me fastidiaba estar así.

Más allá de la incertidumbre, del no saber que va a pasar, que es algo con lo que tenemos que aprender a convivir, ir al estudio me hacía sentir mal, así que bueno, paré de darle vueltas al tema y decidí aceptarlo, dejarme de dar la chapa a mi misma, permitirme estar así, y centrarme en averiguar lo que más me apetecía hacer. Ví lo que quería: estar al aire libre, hacer fotos, estar con vosotros, así que opté por centrarme en sesiones al aire libre, en seguir trabajando pero de otro modo, y la verdad, ¡qué me habéis dado la vida! ¡Gracias!

Y mientras estoy disfrutando de un verano diferente, en el que las sesiones están siendo muy guay y las estoy disfrutando un montón; un verano con familia y amigos de siempre, con muchas tardes de relax y ratos para mi sola; es ahora cuando siento esas ganas de volver al estudio, de trabajar allí, y de empezar un “nuevo curso” que ni Rita sabe como va a ser… 😅 ¡pero entre todos lo llevaremos lo mejor posible!

Y nada más familia, que me apetecía contaros esto, y sobre todo preguntaros, si esto es solo cosa mía, o ¿hay alguien más por ahí que le pase algo parecido? ¡Gracias infinitas por leerme hasta aquí!