Los niños y las niñas son los que menos vergüenza les da ponerse delante de la cámara, no son como los mayores que decimos muchas veces “qué pereza me da”, “salgo fatal”… ellos no, ellos lo dan todo, simplemente se dejan llevar sin pretender nada más que disfrutar.
Poco que decir de la energía contagiosa de Sira y su suuuuper sonrisa!!! La verdad es que me lo puso muy fácil, yo le di esa ramita que lleva en alguna foto y… el resto lo hizo todo ella! Disfrutó, exploró… en definitiva, fue espontánea! Había ratos que corría, se reía, se partía de risa, y otros en los que de repente, se quedaba seria y pensativa, y parecía que todo se parara… Eso es lo que me gusta de los niños, que pasan de un extremo al otro en cero coma, y eso hace que el resultado sea aún más real, más natural.
Y ahora espero que cuando Sira se vea en estas fotos dentro de veinte, treinta, cuarenta años piense… “esa niña que jugaba así, sigue estando en mi”