Salir al aire libre con niños siempre es una aventura, y esta sesión no fue una excepción. Este pequeño explorador transformó el entorno en su propio mundo de descubrimientos: ramas, hojas, piedras y hasta bichitos, todo captó su atención. Mientras él trepaba, corría y buscaba tesoros escondidos, yo le seguía cada uno de sus pasos con mi cámara, capturando su curiosidad y esa alegría que solo los niños tienen al descubrir el mundo.
Lo mejor fue lo natural de la sesión: sin poses, solo él siendo él. Sus risas, expresiones y momentos de concentración cuentan una historia única que quedó plasmada en cada fotografía. Estas imágenes no solo son recuerdos de una tarde divertida, sino también un reflejo de su esencia: un niño curioso, libre y lleno de vida